Durante el siglo XVII surge la ciencia tal y como la entendemos hoy. Nace al margen de las esclerotizadas universidades, heredadas del Medievo, que son incapaces de servir como cauce a una nueva forma de comprender y estudiar el mundo. Se crean por tanto instituciones nuevas, las Academias, que sí dan cabida a la nueva ciencia matematizada y experimental. A lo que no dan cabida estas nuevas instituciones es a las mujeres. Este contexto (un nuevo panorama epistemológico e institucional) podía haber sido el adecuado para que las mujeres se incorporaran al nuevo quehacer científico. Pero no fue así. Como señala con humor Londa Schiebinger refiriéndose a la Royal Society de Londres, "Durante casi trescientos años, la única presencia femenina permanente en ella fue un esqueleto conservado en la colección anatómica de la sociedad".
Londa Schiebinger, "¿Tiene sexo la mente?". Madrid, Cátedra, 2004.
Mujeres y academias
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2 de noviembre de 2009
Publicado por HLO en 9:32
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