¿Por qué en 1774 una novela como el Werther podía convertirse en un auténtico best-seller? Una novela que, leída con pasión, imitada y traducida hasta la saciedad, creadora de modas en las formas de vestir y hasta de sentir, puede leerse más de doscientos años después sin que hayan encogido sus perosonajes (bueno, la pavisosa de Lotte tal vez) ni menguado su grandeza literaria. ¿Ocurrirá eso dentro de doscientos años? ¿Serán legibles tantos libros vendidísimos, frutos en hojas de las técnicas de venta y publicidad más burdas, exhibidos como mercancía perecedera en las grandes superficie comerciales?
¿Qué sobrevivirá de tanta morralla subliteraria?
¿Quién se acuerda de los grandes folletinistas del XIX? ¿Alguien lee a Manuel Fernández y González, tan popular en su tiempo?
El escritor, si lo es de verdad, ha de albergar la esperanza insensata pero certera de que lo lean las generaciones posteriores.
Mientras se contestan la preguntas anteriores, leamos el Werther y sonríamos un poco al imaginarlo con su frac azul y su chaleco amarillo, tan intensamente desgraciado.
Johann Wolfgang von Goethe, "Las desventuras del joven Werther".
Madrid, Cátedra, 2000.
Werther
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25 de noviembre de 2009
Publicado por HLO en 18:46
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2 comentarios:
Chica, a ti sí que te leerán dentro de doscientos años: escribes muy bien y se nota hasta en estas reseñas diminutas.
Gracias, NC. Eres muy amable, aunque un poco excesivo...
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