"Los libros no se subrayan", me dicen un adulto y un joven el mismo día. "A lo sumo" remacha el adulto,"se subraya con un lápiz". Yo les replico lo mismo: que los libros son míos. He pagado religiosamente por ellos; el autor tiene ya sus euros correspondiente -los menos, supongo. Ahora me apropio de ellos; los subrayo con furiosos fluorescentes (ácidos rosas, verdes limones). Los enriquezco con notas marginales o con dibujos alusivos. Un intelectual, afirma Steiner, es aquella persona que lee con un lápiz en la mano, es decir, aquél que dialoga con el texto, no se somete a él; puede admirarlo,reverenciarlo, pero nunca acríticamente. Yo tengo para mí que "libro subrayado, libro amado". El desdén libresco, como el amoroso, pasa por no tocar.
Los libros subrayados
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17 de noviembre de 2009
Publicado por HLO en 17:15
Etiquetas: libros lectura
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3 comentarios:
Yo disfruto lo indecible con un rotulador fosforito en la mano.
Me alegro de que compartamos esa inocente (o encarnizada) manía.
Pues comparto, leer sin boli, lápiz o rotulador es casi tan imposible para mí como leer sin gafas.
Un beso amarillo pistacho.
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