El paté asesino.

20 de febrero de 2010

Una dosis excepcional de paté de faisán acabó con la vida del médico y filósofo Julien Offray de la Mettrie (1709-1751). Para alguno de sus acérrimos enemigos, debió ser la justa venganza de la máquina de su cuerpo sobre el autor de la blasfema "El hombre máquina".
Como nos cuenta Michel Onfray, el filósofo casi homónimo suyo sufrió una especie de síncope a los treinta y dos años que lo llevó a una lúcida conclusión: la unidad indisoluble del cuerpo y el alma. Es decir, no hay alma separada del cuerpo ni por tanto hay Dios ni inmortalidad...etcétera. El médico se transformó entonces en un defensor del materialismo más pimpante, si bien se cuida de manifestar abiertamente ninguna clase de ateísmo (en el XVIII todavía se podía ejecutar a un hombre por haber blasfemado). Pero tanto en el "Discurso preliminar", como en "El hombre máquina" o en el "Anti-Séneca o Discurso sobre la felicidad" se muestra radicalmente materialista. No hay cuerpo y alma, sino materia configurada como en el conjunto de la naturaleza; si a algo llamamos "alma", es a la parte pensante de los seres humanos. La Mettrie ha disecado cerebros e intuye que todo depende de esa arquitectura de pliegues de la que se ignora casi todo (en la actualidad un poco menos, pero sólo un poco).
Ese materialismo filosófico, a veces contradictorio, poco interesado en la exactitud de sus definiciones, es coherente con una ética hedonista como se demuestra (si es él en verdad el autor) en "El arte de gozar".
Este volumen, el IV de la "Contrahistoria de la filosofía" de Michel Onfray, pese a tener en la portada un retrato coloreado de Voltaire no habla en absoluto de los "clasicos" de las Luces sino que va derecho a figuras como el cura Meslier, La Mettrie, D´Holbach, Helvecio o Maupertuis, los hedonistas y materialistas. Sade también aparece pero tildado como "el filósofo de la feudalidad".

Michel Onfray, "Los ultras de las Luces". Barcelona, Anagrama, 2010.

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