Maternidad

10 de febrero de 2010

Uno de los aspectos más espantosos para las mujeres del Antiguo Régimen era la maternidad. Los embarazos (queridos o no) se sucedían con una facilidad pasmosa a lo largo de toda la vida fértil de la mujer. El parto, además, era una fuente de terrores ampliamente justificada, pues la mortalidad tras dar a luz era muy alta. Basta con leer algunos párrafos de la novela de Defoe para ver el horror de una sexualidad no separada de la maternidad. En "Roxana o la cortesana afortunada", la protagonista (que ya ha tenido cinco hijos antes de lanzarse a una afortunada vida de amantazgos sucesivos) habla así de una de sus experiencias maternales:
"En aquel viaje volví a quedarme encinta y di a luz en Venecia, auqnue no tan felizmente como la ocasión anterior: le di otro hijo muy guapo, pero no vivió más de dos meses. Y lo cierto es que , una vez pasado el primer disgusto (común, según creo a todas las madres), no lamenté que muriese, teniendo en cuenta las dificultades que le aguardaban necesariamente en el viaje".

(En la imagen, la célebre fotografía de Demi Moore embarazada, de Annie Leibovitz).

Daniel Defoe, "Roxana o la cortesana afortunada". Barcelona, Alba, 2010

1 comentarios:

Noemí Pastor dijo...

Lo mejor que he leído sobre la maternidac (actual, no de siglos pasados) es "¡Ay, madre!", de Arantxa Iturbe.
http://www.alberdania.net/liburua_fitxa.php?id_libro=291