Estése quieto, señor Eco

17 de julio de 2011


Ayer leí en la prensa que Umberto Eco reescribirá su novela "El nombre de la rosa" "para hacerla más accesible al nuevo mercado de lectores" (el entrecomillado, tal cual venía para resaltar la frase del propio autor).
Esto me llena de perplejidad. ¿Se tratará de una edición para torpes, para incultos, para perezosos? ¿Son los lectores ahora más imbéciles que hace veinte años años?
Las comparaciones acuden a mi mente: ¿Hubiera aceptado Picasso retocar su Guernica para hacerlo más comprensible (los perfiles más convencionales, el caballo de color caballo, la madre, con pechos de madre)? ¿Debería Thomas Mann haber recortado "La montaña mágica" para hacer edición bolsillo cómoda de llevar? ¿Caballero Bonald deberá retocar sus poemas para utilizar un vocabulario más accesible? ¿Qué quedaría de la literatura, del arte si se apostara siempre por la absoluta simplicidad, por la inteligibilidad total, por la prístina sencillez en toda circunstancia y género?
El que quiera peces que se moje el culo, es decir, que el que quiera literatura, que aprenda a leer literatura y el que quiera arte que aprenda a contemplar el arte. Y lo demas es una vasta operación de marketing, un vasto fraude.
Para novelas de intriga con monjes dentros ya hay bastantes mamotretos en el mercado; El nombre de la rosa es (o era, no sé) otra cosa.
En fin, acaso no le llegue la pensión a fin de mes al pobre Eco.

2 comentarios:

Julio dijo...

Totalmente de acuerdo.

HLO dijo...

Si es que suena a puro montaje comercial...
Saludos