Muriel

22 de julio de 2011


Acabo de conocer a Muriel Spark y estoy fascinada. ¿Qué no puede esperarse de una mujer que se fue de Sudáfrica, huyendo de un marido violento e insoportable, y dejó a su hijo en un internado? Cosas muy británicas que sólo pueden hacer escritoras muy británicas (escocesa, para más señas), como, por ejemplo exiliarse en la Toscana y no volver a ver ni una sola vez los restos del Imperio Británico (para el que trabajó en el servicio de contraespionaje durante la Segunda Guerra Mundial: es fama que se inventaba las noticias tan bien que no sólo eran creídas por los alemanes sino por los mismísimos radioyentes británicos, para quien no estaba destinadas).
Los acontecimientos biográficos no son lo menos importante de un autor. Lo verdaderamente importante de un escritor es su obra, se suele decir. Como si ambas cosas, vida y escritura, pudieran separars tan ricamente, con un cuchillo afilado y sin dejar caer una sola miga...Eso son memeces académicas. No es que la obra sea la prolongación de un escritor. es que ambas están inextricablemente unidas. Como al parecer no estaban Muriel y su hijo Robin (no me extraña, después del fenmenal piro que se dió).

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