Ambiciosa Tiy

7 de octubre de 2009



Es posible que Amenofis IV (Akhenatón para los amigos) le deba el trono a su querida madre. La ambiciosa Tiy intrigó y utilizó los más sucios expedientes (incluido el asesinato) para despejar el camino al trono a su hijito. De origen mitannio, es decir, extranjera en el corazón del Imperio Nuevo egipcio, una vez casada con el faraón Amenofis III, se encargó colocar a toda su parentela en puestos clave de la corte y el sacerdocio. Se cree que fue ella también la que comenzó el acoso al poderoso sacerdocio de Amón y el encumbramiento del culto monoteísta al dios solar Atón. Akhenatón, que no era el heredero del trono y que quizá fuera relegado a un lugar secundario dentro de la jerarquía palaciega debido a sus problemas físicos,llegó a liderar la reforma religiosa más peculiar dentro de la religión egipcia. Su peculiar fisonomía nos la ha transmitido el llamado "arte de Amarna". Las deformidades físicas no fueron un obstáculo para Akhenatón porque, donde se ponga un amor de madre de ese calibre, que se quite todo lo demás.

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