Las heroínas literarias de la época victoriana debían ser puras, íntegras, soñadoras. No exentas tampoco de cierta firmeza de carácter, lo que les permitía no sucumbir ante las duras vicisitudes que la vida les deparaba. La protagonista de esta novela, Maggie, es dulce pero resistente también. Con todo, no se libra de las adversas condiciones de la mayoría de las mujeres de su época, con el sobreañadido de una madre que no le demuestra afecto alguno y sí lo derrocha con su hermano Edward, un tiranuelo de la peor especie. Un hermanito encantador que se encarga de recordarle que su tiempo es más valioso que el suyo y que debe obedecerla porque las mujeres están obligados a ello.
Casi al final del relato, Maggie está a punto de sacrificar su vida y su felicidad en aras de la hipotética salvación de su familia. Mas la intervención de la Asesina Providencia la libra a tiempo de un sacrificio tan penoso como inútil. Debía ser reconfortante para las lectoras de la época saber que al menos podía existir justicia, si no en el mundo hecho por los hombres, sí en la literatura.
Elizabeth Gaskell, "La casa del páramo". Barcelona, Alba, 2009.
La Asesina Providencia
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11 de octubre de 2009
Publicado por HLO en 18:21
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