Al fin un Montalbano ha caído entre mis brazos. Lo abro al azar y leo: "Otra de sus manías era la de cambiarse necesariamente cada día los calcetines, los calzoncillos y la camisa; si no, se sentía perdido y enfermo y tenía la sensación de que la piel se le volvía pegajosa y rezumaba grasa". Montalbano, al parecer, ha tenido que viajar a Roma y en el aeropuerto de Fiumicino le han perdido su maleta; tiene que comprarse a toda prisa una muda. Estupendo: adiós al estereotipo del investigador desaseafo y cutre. Si es que para ser buenos en el trabajo no hay que ir apestosos o mal planchados, ya lo decía mi abuelita. Empezaré el relato por el principio. Y le dedicaré al libro una entradilla más canónica.
Andrea Camilleri, "El miedo de Montalbano".Barcelona, Salamandra, 2004.
Montalbano, amore
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5 de octubre de 2009
Publicado por HLO en 17:54
Etiquetas: Montalbano
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2 comentarios:
Léete la última: resulta que, además, sufre por amor, como todo quisque.
Pues mira, esta no me la he leído.
Así que espero tu reseña.
Tengo la costumbre de leerme uno al año, en vacaciones, no por nada místico sino porque es una lectura muy adecuada para las vacaciones, la playa, etc...y porque si no, me leería todos de golpe y terminaría por quemarlo.
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