Comparen este rostro con el de la entradilla de abajo. No es menos hermoso ¡pero qué destinos tan diferentes! Mientras que la actriz alemana tuvo la suerte de morir nonageria (degustó la vida en todas sus facetas y en todos sus sabores, con seguridad), la vida de la iraní Sakineh, a los cuarenta y pocos, pende de un hilo. Su ejecución parece inminente y, si no es por lapidación, la horca la espera con su fatídico nudo corredizo...
Los gobiernos de los estados de derecho y los ciudadanos de los estados de derecho, así como los organismos supranacionales que -teóricamente- nos representan, no podemos permanecer impasibles hacia esta muerte ignominiosa. ¡Hay que salvar a Sakineh!
Hay que salvar a Sakineh
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2 de noviembre de 2010
Publicado por HLO en 17:02
Etiquetas: Feminicidio
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