Dice mi primo Francisco Ortiz (el excelente escritor, autor de "Última noche en Granada") que, de las novelas de Brunetti, le gustan más las tramas que el propio personaje.Quizá resida ahí uno de los aciertos de la escritora Donna Leon: el de crear un personaje relativamente neutro; con una serie de virtudes relevantes y ningún defecto demasido llamativo. El perfecto hilo conductor para una trama que se desarrolla en medio de ese escenario monumental de corrupción y belleza (a partes casi iguales) que es Venecia.
Tampoco sabemos demasiado de la signorina Elettra (excepto que sí es capaz de enamorarse hasta las trancas, aunque pueda parecer lo contrario, como lo demostró en "Un mar de problemas"), lo que deja una amplio campo a la imaginación. Pues sabemos más del vestuario de la secretaria del vicequestore Patta (sus modelos de una elegancia italianísima) que de su propia estructura anímica y sentimental. Y no digamos de las condiciones reales de su existencia, de las que no tenemos más que leves atisbos.
Volviendo a Brunetti, de él sabemos que estudió derecho, por lo que resulta más sorprendente si cabe su afición a los historiadores de la latinidad clásica. A veces sospecho si no será una simple pose para llevarle la contraria a su esposa Paola y su insoportable Henry James.
Bunetti, el personaje
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20 de marzo de 2010
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