El viaje del elefante

8 de julio de 2010


Sí: hasta en los hipermercados hay literatura. En ediciones baratas, de acuerdo; entre montañas de novelas rosa infumables, también; a despecho de libros escritos por presentadores de televisión ¡cómo no! Pero existe. Lo mismo te puedes traer entre los panes y los filetes un Lope de Vega en Austral, que un premio nobel -éste es el caso- con la etiqueta de la colección del sillón. El libro es un alimento terrestre.
La novela de Saramago que compro lleva esta escalofriante dedicatoria: "A Pilar, que no dejó que yo muriera". Ahora, la viuda no podrá abrir el libro sin sentir una punzada de remordimiento.

José Saramago,"El viaje del elefante". Madrid, Santillana, 2010.

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