Sí: hasta en los hipermercados hay literatura. En ediciones baratas, de acuerdo; entre montañas de novelas rosa infumables, también; a despecho de libros escritos por presentadores de televisión ¡cómo no! Pero existe. Lo mismo te puedes traer entre los panes y los filetes un Lope de Vega en Austral, que un premio nobel -éste es el caso- con la etiqueta de la colección del sillón. El libro es un alimento terrestre.
La novela de Saramago que compro lleva esta escalofriante dedicatoria: "A Pilar, que no dejó que yo muriera". Ahora, la viuda no podrá abrir el libro sin sentir una punzada de remordimiento.
José Saramago,"El viaje del elefante". Madrid, Santillana, 2010.
El viaje del elefante
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8 de julio de 2010
Publicado por HLO en 14:05
Etiquetas: José Saramago
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