Preparando el ensayo de Watteau he recalado en la figura literaria de Vivant-Denon porque fue poseedor de unos de los cuadros más afamados del artista (el llamado Gilles). Dominique Vivant, barón de Denon (1747-1825) fue arqueólogo, dibujante, grabador, viajero (acompañó a Napoleón en la campaña de Egipto), precursor de las museología, diplomático y, eventualmente, escritor. Además de narrar sus correrías egipcias, escribió un relato delicioso, Point de lendemain ("Sin mañana") que resume todo el espíritu del siglo XVIII. A través de los amores de un joven inexperto y la seductora señora de T..., Vivant nos describe las dulzuras eróticas de esa centuria. La descripción de un nido de amor, oculto tras un panel secreto, es absolutamente dieciochesca. Todo refleja una frivolidad deliciosa.
Y sin moraleja, como reconoce el perplejo protagonista. El placer no tiene moraleja.
(La ilustración, por supuesto, es de Watteau, "Ninfa y sátiro", Museo del Louvre).
Vivant Denon, "Sin mañana". Girona, Atalanta, 2005.
Sin mañana
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13 de enero de 2010
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3 comentarios:
Compi ¡cómo despiertas el deseo de saber!
Besote
No conocía al artista de la reseña, con lo que además de entretenerme, me has instruido.
Un saludo.
Gracias, Concepción y Raúl. Es verdad que este autor, al menos en España, no es muy cococido y se ha trivializado su figura como pintor de arlequines y pierrots; una peste
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