Smorgasbord

14 de enero de 2010

Mi proveedor habitual de libros me trae otro mankell: "Cortafuegos". Le agradezco el detalle (y hasta le doy un beso). Pero, con franqueza, no sé si me daré otro atracón. Estoy todavía liada con "La leona blanca" y llevo por delante un galdós del que hablaré en próximos días (o quizá lo haga en el otro blog, en "No sport", que está menos visitado que una tienda de trajes de flamenca en la margen izquierda de la ría de Bilbao; sólo un valiente se ha atrevido a apuntarse como seguidor y juro que no es de la familia ni tampoco mi amiga Eloísa).
Comienzo a leer el primer capítulo, no lo puedo evitar (Herminia y yo somos así) . Y me asalta el nombres de una ciudad sueca que me suena porque es idéntico a un modelo de sofá de Ikea. Qué culpa tendrá el pobre Mankell. Y la ciudad sueca de marras.

Henning Mankel, "Cortafuegos". Barcelona, Tusquets, 2004.

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