Vera Lipton -la única persona a la que Kinsey llamaría "amiga"- se casa. Le dice a Kinsey que le ayudará en las compras: teme, y con razón, que se ponga su uni-vestido funcional y negro que tiene hace ya...seis años. Y que, según Vera, huele a ciénaga.
Pero no por estas cosillas anda revuelta La Fidelidad de California, la empresa para la que trabaja nuestra detective: hay además, nuevo jefe, un tal Gordon Titus. "En un mundo gobernado por Ágatha Christe, Gordon Titus habría acabado en el suelo de la sala de juntas con una aguja de hacer ganchillo (sic) clavada en el corazón" (pág. 21). Pero no es Titus quien aparece muerto, sino Parnell Perkins, un gestor de reclamaciones. El asunto no es competencia de Kinsey: de eso se encarga la policía (el teniente Dolan al frente). Ella se encargará de asuntos más prosaicos. Como desenmascarar a una estafadora de poca monta, Bibianna Díaz. Una encantadora criatura que parece que lleva los problemas cosidos al borde de su minifalda...
Sue Grafton, "H de homicidio". Barcelona, Tusquets, 1993.
H de homicidio
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26 de abril de 2010
Publicado por HLO en 17:59
Etiquetas: Alfabeto del crimen
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5 comentarios:
Lo leí con gran placer en una época en que devoraba los libros de Kinsey.
¡Dios mío! Quita de ahí esa hamburguesa, que me da hambre.
Yo también la leí hace tiempo, querido primo, pero estoy tirando de "fondo de armario".
Noe: las hamburguesas te gustan en sí ¿o es pura contminación literaria?
A mí me gusta TODO, hasta la basurilla más grande. Pero, como buena bilbainita, con los años me estoy volviendo morrofino.
Además creo que las hamburguesas tienen algo de adictivo.
Estoy coonvencida: lo mismo que a los cigarrillos le añaden más de doscientas sustancias....
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