Como recordaba el otro día con un compañero de trabajo, yo me leí el primer Larsson antes de que fuera un boom editorial. Vi un título pintoresco ("Los hombres que no amaban a las mujeres") y lo compré. Pero tal era mi desconocimiento sobre el contenido real de la obra, que creía que el título hacía referencia….a la homosexualidad. Pronto comprobaría con la lectura que, en realidad, a lo que aludía ese sintagma era al odio mortal a las mujeres, a la misoginia más feroz que llegaba hasta el asesinato y las formas de violencia más odiosas sobre las mujeres. Eso en la culta Suecia, la abanderada del progreso social y del estado del bienestar. Todo, claro, pasado por el tamiz de la ficción. Pero el periodista Larsson debía conocer bien la realidad social de su país y no engañarse al respecto. Hasta su heroína, la impredecible Lisbeth, es una víctima más de la violencia doméstica priemro y de la violencia de su tutot legal después. Lisbeth es una víctima, sí, pero no es en absoluto una de esas herínas débiles, blancas florecillas del folletín decmonónico.
(En la ilustración, Leptospermum rubinette, la planta cuyas flores aparecen al comienzo de la novela de Larsson).
Stieg Larsson, "Los hombres que no amaban a las mujeres". Barcelona, Destino, 2008.
Feminicidio sueco
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20 de abril de 2010
Publicado por HLO en 22:11
Etiquetas: Feminicidio
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1 comentarios:
Tampoco hay que amarlas a todas ¿eh?
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