El cadáver arrepentido

30 de abril de 2010



En una finca toledana aparecen los despojos de un hombre en una particular postura: parece un cadáver arrepentido. "Yo creo que este hombre murió pidiendo perdón -musitó el maesto de obras.
-No-objetó Marcos sin acabar de salir de su estupor-, yo no diría que murió pidiendo perdón. Yo diría -precisó- que lo enterraron pidiendo perdón". (pág. 64).
La historia ha de retrotraerse a los inicios de la Primera Guerra Mundial y a los avatares de una mujer, Helénè Giraud. Ahora su nieta Amelia (amiga de Mariana) va a contraer matrimonio por segunda vez. Y familia y amistades se reunen en la finca donde se ha realizado el macabro descubrimiento.
Mariana es juez en una importante villa cántabra. Aquí no actuará en razón de su oficio. Pero la perspicacia y la tozudez que la han llevado a ese oficio sí van a tener que ponerse en marcha para resolver ese enigma.

(Ya sé que a los grandes autores se les perdonan ciertas manías ¿pero por qué le ha dado a Guebenzu por escribir los nombres de los meses con mayúscula? Así Junio y Septiembre, por ejemplo, adquieren una rimbombancia por completo injustificada).

J. M. Guelbenzu, "El cadáver arrepentido". Madrid, Alfaguara, 2006.

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