Mi amigo RAR desconfía. No se acaba de creer que pueda leer en medio del alboroto más tremendo. Más aún: no sólo que pueda leer sino enterarme de lo que estoy leyendo. Yo le digo que sí, que no me han contratado para dar al paisaje un toque cultural...
Sospecho que lo mío es una adaptación de mera supervivencia: o mi cerebro se adaptaba a leer en las condiciones más adversas o abdicaba (sí, como un rey de su corona) de un modo definitivo de la lectura...Las neuronas, en fin, han debido hallar las rutas, las sinapsis adecuadas para no perder información ni tampoco abstraer mi conciencia del mundo exterior hasta el punto de poner en riesgo mi propia vida...
Mi amigo RAR es escritor. Algún día -lo sé- nos encontraremos en cualquier caseta de cualquier feria del libro del mundo (como perros de las letras bien amaestrados) y nos saludaremos efusivamente. Cada uno en su caseta de firmas, of course.
(En la ilustración, un precioso óleo del pintor Pablo Gallo).
Leyendo
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30 de abril de 2010
Publicado por HLO en 21:06
Etiquetas: libros lectura
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3 comentarios:
Sí: más que una habilidad, a vecees es una necesidad, un mmecanismo de supervivencia. Me encanta el cuadro, me lo quedo.
Besito caluroso, compi.
Pues entra en la página de este pintor; tiene cosas muy interesantes.
¿Verdad que leer es un acto de resistencia pasiva?
Besote y que disfrutes del fin de semana largo.
No desconfío que el futuro nos aguarda más de un premio literario, el que la sigue...
Ahora, lo tuyo con la lectura compulsiva entre timbres, alumnos, compañeros, claustros y la mundanal rutina educativa, no tiene nombre: Crack!!
SEE YOU!
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